Mónica tiene un sueño: quiere ser criminóloga. Para ello trabaja duro, en el último curso tuvo 8 sobresalientes. Sin embargo, a sus 16 años, su sueño está a punto de desvanecerse por una cuestión económica.
Mónica acaba de empezar 1º de bachillerato, pero no sabe si podrá terminar el curso. Al ser educación no obligatoria, el transporte desde su pueblo hasta su escuela no es gratuíto. Tiene que pagar 60 euros mensuales, una cantidad que para su familia es un lujo.
Sus padres llevan varios años en paro. Con 450 euros viven ellos y sus dos hijos. Hacen malabarismos para llegar a fin de mes, por eso se sintieron tal mal cuando Mónica les contó lo que pasaba.
El transporte escolar solamente es gratuíto para los alumnos de primaria y secundaria. Su hijo pequeño aún puede coger ese autobus.Sin embargo, Mónica tiene prohibido completamente subir. Este mes su padre ha encontrado una solucion: un vecino podrá llevarla a clase en coche.
Una solución que sólo durará un mes. Después, o paga los 60 euros mensuales o le quedan muy pocas salidas. La beca de transporte la tienen solicitada, pero el dinero tardará meses en llegar. Si no encuentra pronto una solución, el sueño de Mónica será el próximo en ahogarse en la crueldad de la crisis.