Como un dóberman, así retrataba el Partido Socialista a Francisco Álvarez Cascos. Corría 1996,  Elecciones Generales a la vista y en el spot escogido por el PSOE aparece un doberman.  ¿Por qué esa comparación? Probablemente, por sus orígenes en política. Es Manuel Fraga, entonces presidente de la Xunta, el que se convierte en el padre político de un joven ingeniero asturiano. Son tiempos de Reforma Democrática y Alianza Popular.

De él se le pegan rasgos que le acompañarán durante toda su carrera política. Es contundente, autoritario, impaciente, arrollador y domina el atril. En 1979 accede a su primer cargo: concejal del Ayuntamiento de Gijón. Es el único integrante de derechas, pero actúa como si tuviera la mayoría absoluta. "Fraga y Álvarez Cascos compartían por la pesca en las pocas horas añ día que no dedicaban a trabajar".

"Álvarez Cascos marca mucho la distancia con los subordinados y no acepta errores de ellos". Su momento llega en 1989. Su ‘padrino’ le nombra secretario general del Partido Popular en uno de los peores momentos de la derecha española. Federico Trillo pierde con él la batalla por el puesto. Los acontecimientos se precipitan. Aznar es designado como candidato y se hace con el mando. Cascos pasa de no tener relación alguna a ganarse su favor en apenas unos meses.

Su prueba definitiva llega ese mismo año con el caso Naseiro. Presunta financiación ilegal del Partido Popular, con varios procesados, entre ellos, dos tesoreros del partido. Rosendo Naseiro y  Ángel Sanchís Perales fueron procesados tras escuchas ilegales. El exconcejal de Valencia Salvador Palop fue espiado por la relación de su hermano con el narcotráfio. El caso se convirtió en un suplicio para Aznar. Varios miembros del PP fueron expulsados. En su propio partido, los que no le tienen respeto a Cascos, le tienen miedo. No pasa ni una. En lugar de secretario General, le llaman General Secretario.

El caso Naseiro provocó la petición de expulsión de pesos pesados como Eduardo Zaplana. Álvarez Cascos asumió su papel: el de malo. Se mostraba ante el público como el azote de la corrupción y los GAL. De ahí, el famoso vídeo del Dóberman. Y de ahí la especial sorpresa de algunos en las noticias que ahora conocemos.

Pero claro, hay otros que  hoy dicen aquello de “dime con quién vas y te diré quién eres”. Entre 1994 y 1996 estrechó lazos con otro tesorero que acabó siendo imputado: Luis Bárcenas. Ante el juez, Bárcenas, otorga a Cascos el papel de “conseguidor”.  A diferencia de otros populares de la época Aznar, Álvarez Cascos declaró a Hacienda los sobresueldos.

El doberman no muerde la mano que le da el sobre, ni la de quien le lleva hasta la cima. A partir de 1996 empieza una ascensión meteórica, siempre junto a Aznar, nuevo presidente. Él le lleva a ser Vicepresidente Primero del Gobierno y ministro de la presidencia en 1996, y Ministro de Fomento en 2000. En enero de 2011, con Rajoy candidato, deja el partido por “dignidad personal”.

Poco después, forma su propia formación política, el Foro Asturias Ciudadano, con unas siglas que quizá les suenen de algo: F-A-C. Francisco Álvarez Cascos dinamita el PP local para llegar a ser presidente del Principado de Asturias. Pero su reinado sólo dura 10 meses por no poder sacar adelante los presupuestos.