Contra las cuerdas han dejado a Bretón y a su defensa  los testimonios de cinco presos. Son los internos de apoyo que han acompañado a Bretón durante un año y cuatro meses. Día y noche han compartido celda con él, y lo que han contado al tribunal no tiene desperdicio.

"Soy dueño de mis palabras y esclavo de mi silencio"

En general, han expresado que hablaba poco pero que cuando lo hacía sobre su exmujer lo hacía en términos muy despectivos. Emanaba un odio casi visceral cada vez que hablaba de ella.

Su compañero de celda ha afirmado que un día, en el interior de la prisión, llegó a confesarle haber matado a los niños y que debía haber matado en su lugar a su exmujer y no a los niños.

Uno de los los compañeros de prisión aseguraba que Bretón había afirmado que "soy dueño de mis palabras y esclavo de mi silencio". Añade que "en boca cerradas no entran moscas" era otra de las afirmaciones de Bretón. Además, explica que también había aseverado que "pasó lo que pasó y esa señora me tenía engañado".

Pero sus confesiones a los presos fueron mucho más lejos. Aseguran que llegó a decirles que "tenía que haber hecho caso a su hermana, matarla a ella y no a los niños".

Describen a un hombre maniático y escrupuloso hasta extremo. Porque "cada vez que tocaba el timbre o encendía la luz, necesitaba de papel higiénico y lavarse las manos".

A sus hijos ni los ha mencionado, pero de la que sí hablaba era de Ruth, y lo hacía en términos tales como "mira la perra y asquerosa, yo aquí y ella en la calle".

Aunque ha tratado de dar la imagen de un padre ejemplar, en la cárcel no tenía ni una foto de los niños. "Tenía fotos de imágenes desnudas de la última página del periódico".

"Tenía que haberla matado a ella"

Uno de los presos estuvo en el hipotético intento de suicidio de Bretón y lo describe asegurando que "se hizo unos arañazos, pero se echó un litro de agua y parecía que había mucha sangre".

Y la mirada fija de Bretón también cobraba protagonismo: 11 segundos sin parpadear y uno de los testigos no podía ni apartarle la mirada. La defensa intentaba llevarlos a su terreno pero no podía.

Al parecer Bretón, muy triste no ha estado se lo ha pasada hasta bien en la cárcel. Mientras su abogado aseguraba en enero de 2012 que estaba "pasándolo mal", él se dedicó a "cantar chirigotas y tocando la guitarra con una botella de agua".

Eso sí hoy estaba especialmente parlanchín con su abogado y tranquilo, sólo se ha movido para meterse un caramelo en la boca, que seguro no le ha ayudado a endulzar la jornada.