Conservadora en su vestimenta, pero aún más en su política. Con mano dura y voz tajante, gobernó diciendo lo que pensaba. Thatcher fue la primera mujer en entrar en Downing Street como Primera Ministra, la alternativa a un gobierno casi en la bancarrota, y con el desempleo creciendo cada día.
Como política originó reacciones más potentes que las experimentadas si hubiese seguido su trayectoria como química. De esas reacciones surgieron apodos únicos como 'la secuestradora de leche', cuando decidió eliminar la leche gratuita en los colegios públicos. Su férrea posición ante el comunismo hizo que fuesen ellos quienes la designasen con el apodo que ha hecho historia: la Dama de Hierro.
Mujer que hizo de su apellido un adjetivo; la política thatcheriana: enterró la estructura laborista del momento y privatizó hasta el 60% del sector público. Lo que provocó descontento reflejado en la calle, pero también en la música. El movimiento punk se alzó como el ritmo anti Thatcher.
La huella Thatcher sigue latente en el conflicto de las Malvinas. La invasión argentina a las islas demostró, una vez más, la poca inflexibilidad de la Dama de Hierro que no dudó en enviar a sus soldados para proteger su territorio. Inició un conflicto que terminó en 1982 con el triunfo inglés.
Ya en su tercera elección, su fortaleza política se vio debilitada desde las filas de su propio partido, forzando su renuncia en 1990. Lejos de quedar fuera de la parcela del poder, regresó al Parlamento como diputada sin cartera. La vida, la influencia y el poder de la Dama Hierro que ha quedado fundida en la historia política.
Cocina
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