LaSexta ha hablado con Cristian, un joven que intentó evitar el robo de un bolso a una anciana cuando fue brutalmente agredido. Sucedió en el barrio de Batán, en Madrid. Le golpearon con piedras, palos y botellas, provocándole graves heridas en la cabeza: “Una de las botellas me rajó el cuello. Me rodearon, cogieron un ladrillo y me remataron”.

Cristian no fue el único. Así nos lo cuenta él: “Llegó un señor que vio que me intentaban pegar y le dieron un ladrillazo en la cabeza. Le dieron cuatro puntos”. Este suceso no es algo puntual. Forma parte de las múltiples agresiones que han denunciado los vecinos de la zona: “Siempre ha sido un barrio motivo de tranquilidad y ahora no te desvías mucho del camino porque tienes miedo”.

La inseguridad aumenta conforme pasan las semanas y los vecinos aseguran sentirse cada vez más asustados. Los agresores no tienen un perfil de víctimas. Las peleas y los incidentes con violencia en la zona no cesan, ni siquiera a plena luz del día. Por las noches, este tipo de actos vandálicos continúan sin ningún tipo de frenos.

El ejemplo: lo que le ocurrió a un bar de Batán, según captaron las cámaras de seguridad de la zona. Un grupo de jóvenes pasan por delante del establecimiento y, tras girar la cámara, entran en el bar y lo desvalijan: dinero, teléfonos móviles y otros utensilios de valor desaparecen en cuestión de minutos. La dueña lo ha denunciado: “La Policía sabe perfectamente quiénes son”.

Ubican el foco del problema en un albergue juvenil convertido en centro de acogida temporal en el que recalan menores extranjeros no acompañados (MENA), tutelados por la Comunidad de Madrid. En él residen más de 60 menores desde 2019. Entran y salen, pero la cifra nunca baja. Cuidadores y trabajadores están colapsados: aseguran que sufren abusos y agresiones.

Según los protocolos, estos menores deberían permanecer en estos centros de acogida un máximo de tres meses, pero los plazos se han ido dilatando por la pandemia. Por ello, los vecinos, conscientes de la falta de recursos, preparan movilizaciones. “Deberían coger unas instalaciones hechas para este tipo de asuntos y darles la vida que creemos merecen”, cuenta un vecino de Batán.

Por ahora, el Ayuntamiento de Madrid ha reforzado el patrullaje policial en la zona, y ha pedido al Gobierno de Isabel Díaz Ayuso que habilite otro centro. Mientras tanto, en Batán los vecinos han quedado a la espera de una solución para todos; para los menores y para los vecinos de los barrios.