El 15 de marzo, Natasha lograba salir de Ucrania con sushijos pequeños y su suegra. Huyeron primero de Hostomel, donde tienen su casa, una localidad al norte de Kiev, cerca de Bucha y de Irpin. Después, pasaron 19 días de guerra en una vivienda localizada en la región de Kiev, donde aun permanece su marido. Tanto él como los padres de Natasha están a salvo, aunque no han salido del país.

Como ha explicado en Más Vale Tarde, le duele ver las imágenes que llegan de ciudades cercanas a la suya y afirma que "sobrevive". Sabe que la puerta de su casa está abierta por las imágenes que le han llegado, aunque su marido no ha podido acceder a ella porque hay un toque de queda que impide entrar a civiles.

Asegura que lo que está ocurriendo en su país "es un genocidio, no es una guerra". "Me preguntan si Europa está haciendo lo suficiente por parar esta guerra. Yo digo que sigue muriendo gente, si eso es lo suficiente...", ha explicado, añadiendo que "conquistar una ciudad requiere tiempo, pero además dinero, y si las sanciones que han impuesto Europa y Estados Unidos son más fuertes, no va a durar años ni meses, depende de la decisión de los líderes mundiales", ha apostillado.

En este contexto, y cuestionada por si desea volver a Ucrania, ha explicado que quiere regresar a su patria y su país, para reconstruir todo. Somos "un pueblo digno, democrático y seguiremos luchando por nuestra libertad".