Jordi Évole entrevista a un neonazi arrepentido, que sufrió problemas psicológicos y de alcoholismo. "Es un proceso muy, muy dilatado. Cada vez estoy más solo, cada vez tengo menos gente con la que hablar de todo lo que me pasa, de todo lo que estoy sintiendo", recuerda el ,joven que explica cómo un día se despertó a las 03:00 de la mañana y estuvo a punto de suicidarse. Ahí sufrió su primer ataque de pánico: "O sea, yo a ti si te digo ataque de pánico, pues igual asociadas a ataque de ansiedad. Pero esto era otra cosa. Es como un ataque de ansiedad, pero por 1.000".

"Pues esa misma noche me volví a despertar y tuve uno más largo. Seis segundos. Y ahí ya sí que me petó la cabeza. Yo tengo un arma reglamentaria personal. Y cogí la pistola y me la metí en la boca", señala el exnazi. "Me gustaría decir que pensé en mis padres o en mi familia. Pero, aun así, en ese momento pensé en Hitler". Incluso, confiesa que muchas veces se ha arrepentido de no haber apretado el gatillo.

"Ir a terapia es lo mejor que he hecho en mi vida"

"Por dentro sigo teniendo pensamientos nazis, intento localizarlos para destruirlos", explica este neonazi arrepentido que afirma que ir a terapia le cambió la vida.