Las diferentes generaciones de mujeres son el claro ejemplo de cambio. Liarla Pardo ha acudido a un domicilio español para observar cómo ha transcurrido la vida de las más mayores y qué diferencias existen entre su estilo de vida y el de sus hijas y nietas.

Tal y como explica Dolores, de 71 años, cuando ella era joven la mayoría de las mujeres ser casaban "para ser libres": "Y digo libres, pero era otra forma de atarte: con un marido. No sé que era peor, dependía del marido".

Dolores asegura que ni se planteó estudiar en su juventud: "Teníamos que trabajar. Yo hice lo de auxiliar de clínica, que me encantaba, pero lo dejé por el horario de los hospitales porque no había guarderías en ese momento", ha explicado.

Tamar, de 45 años, recuerda que cuando ella era niña era un acto de rebeldía pedir la igualdad: "Yo me acuerdo de decirle a mi padre 'y tú, ¿cuándo vas a fregar?' Caes en lo que has aprendido, y con mi primera pareja era algo así, pero luego sigues aprendiendo y con tu segunda pareja ya piensas que tienes que compartir las tareas del hogar", ha explicado.

Pero a pesar de que la vida ha cambiado, el machismo aún sigue instaurado en la sociedad. "Yo la mayoría de las veces que voy con mi marido pago yo, y hay personas que me han dicho que no les ha gustado, que es hacerle de menos", ha explicado Dolores a su hija y su nieta. Y es que es algo que aún sufre Alicia, de 23 años: "A mí me pasa mucho que dejo mi tarjeta en un restaurante y le dan el datáfono a mi novio en vez de a mí".

Por eso, Dolores reconoce que para ella es "emocionante" ver que ahora las mujeres sí pueden alzar la voz. "Me hace ilusión. El cambio no lo pido ya para mí, pero sí para vosotras", ha reivindicado en alusión a las mujeres más jóvenes de su familia.