En los últimos días se ha generado cierto debate en las redes sociales sobre la fiabilidad de los test de antígenos. Todo a raíz de unos vídeos virales en los que se prueban test con el jugo de una naranja o con la propia orina y que resultan positivo en coronavirus. Pero se trata de un simple bulo, porque como ha explicado Alfredo Corell, inmunólogo de la Universidad de Valladolid, los test están mal hechos.

En La Roca, el experto ha realizado una especie de experimento para explicar lo que ocurre con los test de antígenos. Primero, para hacerlo bien hecho habría que usar el bastoncillo que viene con el test, tomar una muestra y mezclarla en el tubo junto con el líquido reactivo. Esa mezcla se vierte sobre el hueco del test destinado para ello, y en función de lo que contenga la muestra se teñirán una o dos rayitas.

La 'C' de 'control' que aparece en el test sirve para saber que el test está bien hecho. Si se tiñe también de rojo la 'T' de 'test', significa que en la muestra contiene el COVID-19. Si solo se tiñe la 'T' y no la 'C', significa que el test está mal hecho.

Lo que ocurre con el jugo de naranja o cualquier otro líquido que no sea la muestra de saliva o la muestra de la nariz mezclada con el líquido reactivo, es que altera el pH, y aunque no haya virus se pueden teñir las dos bandas. Pero eso no significa que los test de antígenos no sirvan. Si se hacen bien, son muy fiables para conocer si estamos contagiados, tal y como indica el inmunólogo.