El vendedor ilegal de ansiolíticos al que contactamos haciéndonos pasar por falsos compradores nos envía un mensaje vía 'Telegram', donde nos dice que tiene preparadas las cajas de 'Rivotril' que le pedimos, y nos cita al día siguiente. Tenemos que desplazarnos 300 kilómetros, hacia el norte de la península, para llegar a la ubicación que nos manda.

Al acercarnos a la vendedora y comentarle que somos reporteros de Equipo de Investigación, la mujer accede a responder a las preguntas de Equipo de Investigación, siempre y cuando no revelemos su identidad. "Yo las consigo con receta médica. Cada dos semanas me dan dos cajas, y a mí no me cuesta nada, pero luego yo vendo cada caja por 25 euros", reconoce, a lo que añade que decidió comenzar a vender el medicamento tras "leer en Internet que las mafias de 'Rivotril' estaban pagando entre 200 y 300 por caja".