Ryanair ofrece un puesto de auxiliar de vuelo en internet. Comprobamos que contrata a través de una agencia de trabajo temporal, la misma en al menos 15 ciudades europeas, entre ellas Madrid. A los aspirantes se les cita en un hotel cercano al aeropuerto. A ellas se les exige que acudan con falda hasta la rodilla, y ellos, con pantalones formales.
La compañía ofrece un contrato de prueba el primer año. Un candidato habla sobre el sueldo: “No hay un sueldo base, depende de las horas. También nos han dicho que trabajas nueve meses y los otros tres meses no los pagan. La media es unos 1.200 euros al mes. Además, tienes que pagarte los gastos el uniforme: 350 euros el primer año".
Las pruebas consisten en un test escrito de inglés. Después, un curso de formación de seis semanas, que cuesta 2.500 euros, es la única aerolínea que lo cobra. Ryanair no permite grabar el curso de formación que imparte a sus auxiliares de vuelo. Hace dos años, un programa de televisión inglés infiltró a dos periodistas. La cámara oculta revela las instrucciones precisas que reciben sus trabajadores: “Sólo estamos 25 minutos en tierra, y los lavabos no se limpian. Un avión en tierra no da dinero”.
Todo en Ryanair está encaminado a reducir los tiempos. Y, por tanto, los costes. Mientras los pasajeros hacen cola para facturar, toda la tripulación debe preparar el vuelo. Las compañías tradicionales tardan entre 40 o 45 minutos en la operación de tránsito. Ryanair emplea entre 20 y 25 minutos. La cámara oculta demuestra que Ryanair impone a sus auxiliares unos tiempos muy cortos desde el momento mismo del embarque: “Comprueba únicamente el número de vuelo. No mires los pasaportes”.
Cuando suben al avión, los auxiliares de Ryanair se tienen que encargar personalmente de una limpieza rápida, mientras que en otras compañías se emplea un equipo específico para garantizar la limpieza a los pasajeros del vuelo siguiente.
Lo mismo ocurre con la seguridad. Los auxiliares están obligados a chequear el equipo de emergencia antes de que suban los pasajeros: "Si pagas un penique por el billete, no esperes encontrar chaleco salvavidas bajo el asiento. No te da tiempo de revisar y comprobar que todo está bien. Esto es Ryanair”.
En otras compañías, los auxiliares emplean más tiempo en garantizar los requisitos imprescindibles de seguridad. En cada vuelo se chequea todos los sistemas de emergencia. Si falta algo, el vuelo no puede salir.
Un piloto de Air Europa nos cuenta que “el que decide el combustible es el comandante de vuelo. A eso le añadimos 15 minutos en cualquier condición. Y en el caso de que hubiera cualquier problema meteorológico, nosotros le incrementamos 40 minutos. Mi compañía me da total libertad para elegir cuánto combustible llevar, no tengo ninguna presión para reducir el combustible”. Los pilotos tienen que asegurar el combustible preciso. Y evitar así aterrizajes forzosos por falta de carburante. Llevar combustible en exceso es caro, porque el peso cuesta dinero”.
Un comandante en activo de Ryanair asegura que la compañía les obliga a participar en una competición por el ahorro de combustible: “Tienen es una liguilla de combustible, y los pilotos que utilizan la menor cantidad de combustible están en la parte superior y los que supuestamente utilizan demasiado están en la parte inferior. Hay un incentivo para intentar estar en la parte superior de la lista y te presionan si creen que estas quemando demasiado combustible”.
El sindicato de pilotos irlandeses ya ha llevado a los tribunales a Ryanair. Advierten que sus métodos comprometen la seguridad de los pasajeros: “Los incidentes en Madrid con el combustible fue sólo la punta de un iceberg muy grande, es un síntoma muy pequeño del problema que es mucho más grande".
Hace tres años, los pilotos españoles alertaron a los Ministerios de Fomento, Economía e Industria. Ya entonces avisaron de que Ryanair racionaba la reserva de combustible en un momento en el que el precio del petróleo no dejaba de subir. Los trabajadores aseguran, están muy presionados: “Primero, impiden que los pilotos se afilien. En segundo lugar utiliza unas formas de contratación que son normalmente a través de intermediarios. Se les paga por las horas que vuelan, básicamente. Eso significa: si vuelas cobras, si no vuelas no cobras". La respuesta de los tres ministerios fue prácticamente nula. Estamos hablando de una época en la que Ryanair era muy atractiva, especialmente para las administraciones locales, para las autonomías, para distintos ayuntamientos, porque proporcionaban pasajeros a aeropuertos que de otra manera no tendrían servicios.
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