ERIKA BIASH. PERIODISTA DE LA TELEVISIÓN NACIONAL SUECA
Señor Presidente, usted ha dado charlas muy elocuentes sobre la fuerza moral de la no violencia. Me preguntaba si podría describir el dilema de ser un premio Nobel de la paz que está preparándose para atacar Siria.

BARACK OBAMA. PRESIDENTE DE EEUU
Yo le remitiría al discurso que di cuando recibí el premio Nobel. Creo que empecé ese discurso diciendo que, comparado con anteriores galardonados, yo desde luego no era digno de él. También describí el reto que tenemos todos aquellos que creemos en la paz pero que nos enfrentamos a un mundo que está lleno de violencia y, en ocasiones, de vileza.

Y la pregunta entonces es: ¿Cuáles son nuestras responsabilidades? Así que yo he dedicado mi esfuerzo a terminar la guerra de Irak; a relajar la guerra en Afganistán; a reforzar nuestro compromiso con las acciones multilaterales; a promover la diplomacia como solución a los problemas...

De todas formas, la pregunta a la que todos nos enfrentamos, no sólo yo, a la que se enfrentan los ciudadanos, no sólo los líderes políticos, es: ¿en qué punto decidimos que tenemos que enfrentarnos a acciones que violan nuestro sentimiento de humanidad?.

Y mi argumento sería que: cuando veo 400 niños gaseados, o 1.400 civiles muriéndose en un entorno en el que ya hay decenas de miles de muertos; la oportunidad de actuar de alguna manera significante, aunque no sirva para solucionar el problema entero, si puede, al menos, mitigar este problema en particular...entonces, la respuesta moral no es echarse a un lado y no hacer nada.

Pero es difícil. Esta es la parte de mi trabajo que me supone el mayor reto cada día. Preferiría muchísimo más pasarme el día hablando de cómo asegurarnos que todos los niños de tres y cuatro años reciben una buena educación que hacerlo pensando en cómo evitar que niños de tres y cuatro años sean atacados con armas químicas y gas nervioso.

Desafortunadamente hay veces en las que esas son el tipo de decisiones a las que me tengo que enfrentar como Presidente de EE. UU.

Y sinceramente, como Presidente de los EE. UU. no puedo evitar hacerme esas preguntas porque, de la misma manera que somos muy criticados, cuando pasa algo malo en el mundo, la primera pregunta que surge es: ¿Qué va a hacer EE. UU. al respecto?

Eso es verdad en todos los casos. Es verdad en Libia. Es verdad en Ruanda. Es verdad en Sierra Leona. Y ahora es verdad en Siria. Es parte del trato.