El gran miedo que tienen la mayoría de los partidos de cara a las elecciones del 10N es la abstención, un miedo que no es nuevo, como ha recordado Lorena Baeza con la Heremoteca en El Objetivo. Y es que ya se alertó del peligro de la abstención en la campaña electoral de 1979.

Ese año ya se utilizaron frases claras y contundentes contra la abstención: "Mensaje urgente a los que no piensan votar. Es un mensaje para que piensen que no votar el 1 de marzo es perder la mejor oportunidad de decir qué quieren y cómo lo quieren. Para que piensen en que callar es regalar su abstención. Con tu abstención no se consigue nada. Con tu voto, influyes en todo", decían en un vídeo de la campaña. "Vota. Si callas, no tienes derecho a quejarte", afirmaban en otro.

Sin embargo, la abstención no perjudica a todos los partidos por igual. Los datos demuestran también que de manera histórica cuando está por encima del 30%, la que sale peor parada es la izquierda. La Hemeroteca ha mostrado cómo el PSOE ha advertido durante años sobre el peligro de la abstención y, sobre todo, ha culpado al PP de utilizarla para ganar votos.

Es por este motivo que estos días escuchamos la palabra 'abstención' repitiéndose tantas veces. El miedo de cara al 10N es que la gente esté tan harta y cansada que se quede en casa y no vaya a votar.

A pesar del temor de los políticos, los datos aseguran que no siempre la abstención ha sido un problema. De hecho, no lo ha sido casi nunca porque no ha habido grandes desplomes, salvo en una ocasión concreta que se parece bastante a lo que se está viviendo en la actualidad: en la repetición electoral de 2016. En ese momento, se registró la participación más baja de toda la historia de España. Fueron a votar 1,2 millones de personas menos que en diciembre de 2015.