En el concepto de economía sumergida se incluye cualquier actividad o transacción económica que se realiza a espaldas de los registros oficiales, con el objetivo fundamental de no pagar impuestos. Lo que nos perjudica a todos ya que implica menos Sanidad, menos Educación, menos infraestructuras…

Al decir economía sumergida nos viene a la cabeza el fontanero que después de una chapuza no nos hace factura, pero eso es sólo la punta del iceberg. Cada día, se desarrollan actividades fraudulentas de escala mucho mayor como la prostitución, el tráfico de drogas y el de armas. No obstante, estos crímenes no suelen tenerse en cuenta en  los escasos estudios que se realizan de economía sumergida.

En cambio, sí se analizan otros sectores como la construcción, la industria, el comercio, la hostelería y el de las inmobiliarias. En ellos se concentran la mayor parte de las estafas fiscales que se producen bien a través de ventas no declaradas, como pueden ser la venta ambulante la infravaloración de un inmueble para  pagar el resto en negro, bien mediante fraudes laborales como dar trabajo a gente sin hacerle contrato.

Y eso por no hablar de los que buscan y encuentran agujeros legales para llevarse el dinero a paraísos fiscales o de aquellos que directamente y con todo el morro evaden impuestos como es el caso de algunas grandes fortunas.

Conclusión, la cultura del maletín y del 'no me haga factura' está muy presente en nuestras calles. Lo que convierte nuestro país en una gran lavadora de dinero negro.