Héctor Pérez, dueño y gerente de Forno de Lugo, acaba de finalizar su infiltración en la empresa, con lo que es la hora de hacer ver a sus empleados cuál es su conclusión acerca del trabajo que desempeñan. Vanesa, una de las dependientas con las que ha pasado una jornada de trabajo, se enfrenta a este duro de momento, después de los muchos fallos que protagonizó, sin saberlo, frente a su jefe.

"¿Sabes lo que he comprobado después de trabajar contigo? Que las incidencias campan a sus anchas", le recrimina a su empleada. "Tus errores tienen consecuencias negativas para nuestra empresa", asegura, y le pone de ejemplo que no había empezado a hornear los dulces cuando los clientes ya estaban llegando y tuvieron que marcharse sin el producto.

Héctor Pérez vio además algo que considera "intolerable". "Se me caen dos barras de pan y tú decides hornearlas igual. Es lo más grave que puede haber, me has decepcionado muchísimo", lamenta. "¿Qué puedo argumentar yo para defender tu puesto de trabajo?", se pregunta.

Lo cierto es que el jefe cree que Vanesa lo hace "realmente bien" y que es "muy buena persona", pues siempre estuvo dispuesta a ayudarle cuando necesitó que le echaran una mano.