"¡Qué mala leche tiene este tío!", se quejaba Héctor Pérez, o mejor dicho, 'Rober' ante las cámaras de El jefe infiltrado cuando tuvo que compartir una jornada de trabajo con Raúl, dependiente de una de las tiendas más transitadas de Forno de Lugo en Madrid. Su "mano dura" fue difícil de manejar para el gerente y dueño de la empresa, y ahora es el momento de hacérselo ver a su empleado, esta vez, sin su máscara.
Además de reprocharle diversos errores, el jefe le recrimina su actitud. "He cometido errores en un momento puntual, en una situación puntual. No es algo que sea habitual en mí", se defiende Raúl. "Hubo cosas que me hicieron sentir muy incómodo. Estuviste muy subidito de tono, incluso borde. No puedes tratar así a un compañero de trabajo jamás", le advierte. Pero Raúl no está de acuerdo. "Me comporté de la manera en la que yo creo que tengo que hacerlo para formar a una persona", se justifica. Sin embargo, el jefe insiste: "En Forno de Lugo, el respeto entre los compañero es innegociable.
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Pero, "no fue todo tan malo". Héctor Pérez aplaude la llamada de atención de su empleado cuando le pilló con el móvil. "Sabes hacer tu trabajo y al final la cosa acabó bastante bien. Como aprendiz, he aprendido mucho de ti", reconoce finalmente.
El jefe infiltrado no soporta la "mano dura" con la que le trata su encargado: "¡Qué genio tiene este tío!"
Héctor Pérez se infiltra bajo la falsa identidad de 'Rober' en una tienda de Forno de Lugo ubicada en la madrileña calle de Alcalá. Durante toda la jornada trabaja con Raúl y su recibimiento ya es del todo inesperado.