Antes de infiltrarse, 'el jefe infiltrado' de La Mar de Gambas debe pasar por 'chapa y pintura' para convertirse en su nuevo personaje. "El cachondeo va a ser especial", destaca al ver el look que le toca ponerse. "Con lo que me gusta a mí un traje y vestirme bien, en los líos en los que me estoy metiendo...", afirma alucinado.
"Que me toquen la barba o el pelo no me gusta nada", reconoce 'el jefe', que grita al ver la maquinilla: "No, no, no". Es más, pide al estilista que "no se venga arriba" con el cambio. "Vaya pintas, no me he visto así en la vida", destaca 'el jefe' al ver su cambio de hombre de negocios en traje a Teo, un emigrante andaluz que tras años lejos de su tierra participa en un programa para aprender el funcionamiento de la franquicia de La Mar de Gambas y hacerse con una.
Más Noticias
- Ignacio Escolar, tajante: "No hay sentencia, pero lo de Ábalos huele que apesta"
- Pérez Medina da 'pistas' del posible "pacto de no agresión" entre Ábalos y Koldo: "Están reconociendo lo que no se puede negar porque hay pruebas"
- La pediatra Lucía Galán explica por qué no se deben alternar el ibuprofeno y el paracetamol para bajar la fiebre
- El divertido viral del loro que roba las piezas de teclado para que su dueño no pueda trabajar
- Un experto en posicionamiento de antenas ubica a Rodrigo cerca del lugar del crimen del matrimonio de ancianos: "Es el dato más relevante de la investigación"
Pero, ¿cómo reacciona su familia? 'El jefe' ha quedado con su mujer y sus hijos para descubrirlo. "No puede ser", destacan mientras las mujeres no puede evitar reírse: "Parece que tienes 24 años, qué ropa más chula". Si embargo, no a todos los familiares les hace tanta gracia el look de motero y es que Manuel, el hijo pequeño, no quiere ni mirarle.
Hemeroteca
"Se echa de menos un jefe que motive": el cocinero de Toro Burger se sincera con su 'ayudante' sin saber que es su jefe infiltrado
Fede era el cocinero más desmotivado de Toro Burger, a pesar de ser uno de los mejores. Dado Lima, el jefe, aprovechó su infiltración para intentar averiguar el motivo. Pero hay veces que las verdades duelen.