Samuel era menor cuando acudió a uno de los cursos del Obispado de Alcalá de Henares para 'curar' su homosexualidad. "Cuando tenía ocho años empecé a notar que los chicos me atraían más, aunque lo intentara negar. Tenía inculcado que eso era malo y se podía curar", explica el joven.

Un día un párroco del colegio se acercó para hablar con él: le dijo que había algo en su forma de andar y comportarse distinta a los demás. "Me explicó que se trataba de una enfermedad llamada AMS (Atracción por el mismo sexo) y que no me preocupase".

Samuel explica a Gonzo los malos momentos que pasó. "Estaba muy metido en la iglesia, era mi familia", añade. Durante la primera sesión de la terapia, Samuel reconoce que sintió la esperanza de que pudieran 'curarlo'. "Pensaba que era lo que yo necesitaba".

Según explica Samuel, las terapias tenían un contenido sexual y leían textos religiosos. "Intentaban saber todo sobre ti y lo que hacía para luego darle la vuelta y controlarte. Parecía un teatro", afirma el joven.

"Cambié mi forma de hablar y de andar. Hacerme pasar por 'machote' para curar la enfermedad. Me obligué a ser algo que yo no era, hasta el punto de querer suicidarme", reconoce Samuel, que no descarta denunciar los hechos.

Luisa también acudió a una de esas terapias. Todo comenzó cuando, en medio de una crisis con su marido, empezó una relación con una mujer. El miedo de ser excluida de su comunidad católica le movió para asistir a estas sesiones. Este es su relato:

Además, Luisa también ha querido enviar un mensaje a la Iglesia: "Tienen que tener un lugar de acogida para el colectivo LGTBI que quiere vivir en la fe".