Andrea Ropero tuvo la oportunidad de introducirse en uno de los campos de temporeros poco antes de que se decretara el estado de alarma. La periodista de El Intermedio acudió hasta Lepe, donde la mano de obra de la población inmigrante es fundamental para sacar adelante las cosechas de fresa. Aun así, sus condiciones de vida son lamentables.
Seydou viajó desde Mali hasta Lepe hace 19 años y, a pesar de que tiene papeles, trabaja recogiendo fresas por unos 33 o 34 euros al día, unos 4 euros la hora.
A pesar de todos los años que lleva viviendo en el pueblo onubense, todavía no tiene dinero para alquilar un piso, por lo que vive en una pequeña caseta junto a otras tres personas al borde de la cosecha. Al estar hecho de plástico, en cualquier momento puede echar a arder: "Vivimos en cartón, si se enciende fuego es como pólvora".
"No me gusta vivir así, pero ¿qué hacemos? Es obligatorio tener que trabajar porque cada persona tiene a su familia en su país. Seydou, de hecho, tiene hijos en Mali y ellos no conocen la situación en la que vive su padre", ha reconocido.
Otros momentos destacados
Además, Andrea Ropero también entrevistó a Mohamed Lamine, que además de formar parte del colectivo de trabajadores africanos de Lepe, es uno de los pocos residentes de dicha localización que quiere atender a El Intermedio. "Para ellos es una vergüenza, sus familias no saben que trabajan en estas condiciones", ha explicado.
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