La deportista cuenta como llegó a la sincronizada, casi de casualidad: "De pequeña, además de que el agua se me daba muy bien y me gustaba bailar, era muy elástica también me gustaba mucho la rítmica pero no sabía qué hacer. Mi prima Judith empezó a hacer sincronizada y fuimos a una competición y ahí ya me enamoré"

La selección se preparaba ese año para dos citas cruciales, el Campeonato de Europa y los JJOO. "Veníamos de ser siempre bronce o plata y llegamos al 2008, además año olímpico, muy en forma y dimos muy buena imagen".

A ese Europeo que se celebró en los Países Bajos no acudió Rusia como equipo -el país con más medallas en la historia de este deporte- aunque sí lo hizo la solista Natalia Ishchenko, una grandísima rival. "Y ganamos, ganamos el oro en las cuatro modalidades y claro ese te da mucho orgullo y te llena la batería para lo que viene después", recuerda Mengual.

El equipo consiguió sus dos primeras medallas olímpicas en Pekín 2008, solo quedaron por detrás de Rusia: "Sabíamos que era nuestro año, era año olímpico, y el año que más cerca teníamos la medalla que casi la podíamos tocar pero se tenía que competir".

Tras estos dos grandes logros la guinda del pastel pasaba por conseguir una buena actuación en el Mundial de Roma al año siguiente, en 2009 y Gemma Mengual tiene un gran recuerdo de aquella competición: "El mundial de Roma yo lo recuerdo precioso en todos los sentidos, de todo el ambiente, la piscina, la energía que recibíamos de alrededor era brutal. Éramos un equipo admirado".

Y un equipo al que le gustaba arriesgar: "Para mantener un poco la chispa cambiamos cosas: cambié mi solo entero, el dúo también lo cambiamos, todo, y lo hicimos en tiempo récord. Recuerdo estar en Roma acabando de cambiar cosas del combo. Pero es lo que nos iba a nosotras, ir un poco al límite para mantener esa adrenalina y salir a competir. Eramos un equipo que teníamos mucha imaginación juntas, mucha capacidad de crear".

Con ese ejercicio el equipo consiguió su primera y única medalla de oro en un campeonato del mundo. "Llegar a España y ver el recibimiento te llena de orgullo".