En el año 2000 la Comisión Nacional del Mercado de Valores autorizó a Gescartera a operar como agencia de valores, el salvoconducto para terminar quedándose con los ahorros de 4.000 afectados.

El periodista Íñigo Barrón explica que se trataba de "una agencia de valores que se dedicaba a captar dinero de clientes y a invertirlo en productos que, supuestamente, daban una rentabilidad del 13%". Y así fue funcionando, "hasta la estructura no aguantó porque se basaba en falsas inversiones".

Entonces, comenzaron a tener "problemas para justificar el dinero que iba captando" y en el año 1999 fue sometida a "una investigación que le llevó a un consejo del más alto nivel". Íñigo Barón destaca que "hay que recordar que en fundador, Antonio Camacho, fue multado por la CNMV cuando montó otra sociedad con su padre en el año 92".

"Camacho fue un elemento clave en el éxito de Gescartera. Una manera de distinguirse era la apariencia de lujo. Tenía un nivel de vida altísimo y le encantaba hacer regalos a futuros clientes para impresionarles, hasta el punto de que pensaban que era un buen gestor y una persona honrada", añade Barón.

Entre los 4000 clientes de Gescartera, había 15 familias de Villar de Olalla. Muchos vecinos de este pequeño pueblo de Cuenca perdieron sus ahorros.

Pepe Noheda, uno de los estafados, cuenta en esta entrevista con Ana Pastor que una clienta le habló de "Gescartera y la primera aportación fue de tres millones de pesetas". Confiesa, además, que después de esta inversión "todo lo que ahorraba lo iba metiendo porque nada" le parecía raro, "no sabía que podía perder todo el dinero".

Un golpe de realidad hizo que se enterara por las noticias de que se trataba de una estafa: "Me quedé a cuadros, no creía que me fuera a pasar esto a mí. No entendía cómo ese hombre podía estar suelto y, al final, pagamos los mismos".