Ricard Pagès, Joan Caellas, Santiago Abella y Manuel Troyano son culpables, según el juez, de gestión desleal al frente de Caixa Penedès pero, a pesar de haber sido condenados, no irán a la cárcel. Ernesto Ekaizer opina que "en una país donde hasta ahora se indultaba a los banqueros, ha habido una condena que no va a ser recurrida. En este país era sacrosanto el respeto a los banqueros". Parece un paso hacia delante.
Con este tipo de sentencias al final queda la sensación de que siempre se libran los mismos. Alfonso Rojo ahonda en el argumento de Ekaizer: "Esta sentencia sienta un precedente importantísimo, aunque al pueblo llano probablemente le hubiera gustado más que les tiraran por el pretil del puente de Praga, o en el muelle en Barcelona. Jurídicamente va a ser relevante cuando otros temas en otras cajas sean sentenciados", afirma Rojo.
Los primeros condenados en este caso, en el último segundo, se libran de la cárcel. Javier Aroca se muestra indignado con esta noticia: "Yo puedo estar de acuerdo en que hay motivos de alegría al ver que se condena por primera vez a gente que trabaja en la banca, pero yo me pregunto. ¿Había ley jueces antes? Sí. ¿Se cometían tropelías antes? Sí. ¿Dónde estaban antes los jueces y la ley para que esta gente se fuera de rositas? Yo creo que esta condena es un placebo social".