La muerte de Rosa María Sardà ha dejado desolado a Miquel Giménez, que ha recordado en Al Rojo Vivo a la actriz, a quien conocía desde hace décadas, con inmenso cariño. "Estamos destrozados", ha admitido el periodista y escritor. "Más allá de la gran actriz que era, de la gran persona que era, se nos ha ido un matiz importantísimo de la vida catalana y española", ha lamentado.

"Se nos ha ido una mujer lúcida y de esto ya queda muy poco", ha afirmado Giménez, muy afectado por la pérdida de 'la Sardà', como él la conocía, que ha fallecido a los 78 años a consecuencia de un cáncer. El escritor ha rememorado cómo la conoció en los años 80, cuando empezó a trabajar con su hermano, Xavier Sardà: "Me pareció una señora de los pies a la cabeza", ha relatado.

"A mí me ganó y, si ya estaba enamorado de la Sardà, aquel día me acabó de enamorar y los años hicieron que cada vez la quisiera más y más", ha recordado el periodista. "Siento como si se me hubiera ido una hermana", ha reconocido, muy emocionado.

"Tenía esa elegancia en el sufrimiento de la que escribía Ernest Hemingway. La Sardà no hacía ninguna concesión al sentimentalismo barato, la Sardà no perdía el tiempo en chorradas", ha aseverado, sobre cómo afrontó su enfermedad Rosa María, alabando asimismo a Xavier, al que ha definido como "un hombre de una elegancia impecable".

Durante la entrevista, Giménez asimismo ha recordado uno de los papeles más emblemáticos de la actriz, dedicándole unos versos en catalán de la obra 'La Rambla de les Floristes', que la intérprete protagonizó. "La Sardà es la que mejor ha llevado a la escena la esencia de esa obra", ha sentenciado.

También se ha referido a la entrevista que el propio Xavier Sardá le hizo a su hermana en laSexta Noche, donde esta lamentó que, quizá, "no había sido la actriz que quería". "En esto la Sardà se equivocaba, quizás el único error de Rosa María", ha aseverado Miquel Giménez, asegurando que ella "tenía más capacidad de llegar al alma del público moviendo una ceja que muchas otras actrices agitándose en el escenario, porque era pura emoción".

Una Rosa María Sardà a la que ha recordado como "la madre de sus hermanos", tras quedar huérfanos de madre cuando aún eran pequeños, y como aquella joven que "tenía que ensayar clandestinamente porque en su casa no veían bien que se dedicara a esto del teatro". "Lo ha hecho todo y nos ha dejado tanto", ha asegurado el escritor.

"Rosa María Sardà era una gran humorista porque era una gran trágica. Es mucho más difícil hacer reír que hacer llorar, y eso solo lo pueden hacer las grandes artistas", ha concluido.