Mario es el joven que grabó el vídeo en el que se aprecia cómo las lluvias torrenciales en Cobisa (Toledo) destrozan un muro y entran en una casa arrasándolo todo a su paso. Apenas unas horas más tarde, el ambiente está más tranquilo: los vecinos ahora les ayudan a rescatar lo poco que ha quedado entero. Pero el susto sigue en el cuerpo.

"Como podéis ver en el vídeo, fue un momento de shock. Yo no me suelo asustar, pero con estas cosas es imposible no asustarse", cuenta este jueves al micrófono de Al Rojo Vivo. En el momento en el que se produjo el desastre, afirma el joven, él se encontraba fuera de la vivienda junto con su hermano pequeño. Estaba grabando un vídeo para un amigo, debido a que es una zona que se suele inundar. Sin embargo, lo que ocurrió después no se lo esperaba en absoluto.

"Si llego a saber que se cae el muro, yo no estaría grabando", lamenta Mario, que incide en que la situación del momento era difícil de describir: "Lo único que te sale es pedir ayuda. Mi hermano tiene la cara sin expresión. Ver cómo entra a todo a tu casa...", esgrime. No en vano han sido las peores lluvias torrenciales de la historia de Toledo. Según el registro histórico, hay que remontarse al año 1982 para dar con otras situación así.

Su madre, encerrada en el salón; él y su hermano, con el agua al cuello

Mario también relata que su madre estaba dentro de la casa; concretamente, en el salón. Preocupada por que sus dos hijos hubieran salido a fuera, cuando el muro cedió, ya no había vuelta atrás. Ella estaba encerrada en el interior y ellos atrapados fuera.

"La puerta estaba cerrada y cuando entró todo el agua, nos subió hasta el hombro. Nos tuvimos que subir a la ventana y aun así el agua seguía subiendo", incide el joven. No podían ni entrar en la casa ni moverse, hasta que llegó el torrente: "De pronto, la puerta, que es muy grande, arrastra el agua hacia dentro. Nos succionaba el agua como si quitasen el tapón de una bañera. Para dentro todos", expresa.

Arrastrados por la riada, él y su hermano coincidieron con su madre en el salón, a la que intentaron ayudar, aunque era muy difícil. Ella estaba atrapada entre los muebles, y cada vez era más complicado respirar. "Nos estábamos ahogando prácticamente", lamenta el entrevistado.

Finalmente, Mario logró llegar hasta una escalera, a la que el agua aún no había podido llegar. Llegó hasta la planta de arriba de la vivienda y subió al tejado, donde saltó a otro lado de la casa. Su hermano también encontró un hueco para escaparse, pero su madre seguía en el salón. No obstante, justo para cuando el joven maniobraba para poner a salvo a su familia, llegaron los bomberos: "Sacaron a mi madre, aunque cuando llegaron el nivel estaba más bajo", apunta.

Afortunadamente, los tres están sanos y salvos. Sin embargo, los daños materiales son muy elevados: "La parte de abajo, siniestra, y la clínica veterinaria donde trabaja mi madre ha perdido todo", lamenta el joven, que aun así sentencia la entrevista con optimismo: "Solo nos queda ser positivos. Los materiales al fin y al cabo duele, pero si se pierden no pasa nada", concluye.