Los familiares de las víctimas mortales del accidente ferroviario ocurrido en Santiago de Compostela han empezado a recibir los primeros datos oficiales sobre fallecidos en el descarrilamiento del tren.
En esta labor, la Policía cuenta con el apoyo de psicólogos, que también están acompañando a los allegados de las víctimas hasta el tanatorio, ubicado en el Multiusos Fontes do Sar.
Hasta las instalaciones han llegado las pertenencias de los pasajeros para facilitar las tareas de identificación. Según ha indicado Juan Antonio Díaz, comisario del Jefe de la Policía Científica, se procederá a realizar pruebas de ADN y "en los cuerpos con los que pueda haber mayores problemas se podrá recurrir a la identificación dental".
Un total de 50 expertos de la policía científicas han trabajado sin descanso para identificar a las víctimas.
Dos coches fúnebres han ido trasladando los cuerpos sin vida al Hospital clínico universitario para practicarles las autopsias y el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, no ha descartado hacer un funeral conjunto.
La portavoz de la Cruz Roja y coordinadora en el edificio Cersia, Carmen Reijía, ha confirmado que los familiares son informados en el edificio Cersia, donde se ha habilitado el centro de atención, por un equipo integrado por agentes policiales y médicos. "Estamos en la fase de comunicación de malas noticias", ha explicado.
Hasta el centro de atención a los familiares no dejan de llegar personas visiblemente afectadas, algunas de las cuales se han quejado por lo que ellos entienden como lentitud del proceso de información sobre el estado de sus allegados.
La desesperación lleva a algunas de estas personas a impacientarse ante el transcurso de las horas sin recibir confirmación sobre el estado de sus seres queridos y lamentan no poder acudir al tanatorio para identificar los cuerpos hasta que las autopsias son practicadas y se certifica judicialmente las identidades.
También en Andalucía están muy pendientes de las labores de identificación de los cadáveres, tres matrimonios y un niño del matrimonio gaditano de San Fernando viajaban en el tren.