Crespones negros y aplausos para despedir a Vanessa, la agente de policía muerta el pasado viernes tras ser abatida a tiros por un atracador en Vigo. Compañeros de toda España le han rendido homenaje a su valentía.

La amargura por su pérdida se mezcla con la indignación. Muchos compañeros piensan que su muerte podría haberse evitado. Según la Delegación del Gobierno en Galicia, Vanessa no llevaba chaleco antibalas porque en la comisaría no había suficientes.

Es un queja generalizada. Desde finales de 2013 hay un plan para repartir 21.000 chalecos entre las comisarías españolas, para un total de 65.000 policías. Y aun así, ni siquiera estos han llegado.

Los recortes afectan especialmente a las mujeres. Aunque desde el año 2012 la Policía está obligada a entregar chalecos especificos para ellas, sólo el 15% disponen de uno.

Cuatro días después del atraco, la investigación policial y judicial sigue abierta, pero los agentes piden respuestas. Insisten en que necesitan medios de defensa para evitar que la pérdida de Vanessa se repita.