Las supuestas monjas de la congregación fundada por Miguel Rosendo dejan el grupo tras la acusación de éste por abusos sexuales y asociación ilícita ha provocado. Sin embargo, Las mujeres aún defienden la inocencia de su líder.

"Me voy porque habéis roto una familia, éramos una familia", decía la primera de las monjas que abandonadaba la casa de San Lorenzo del Escorial. Sus padres han ido a recogerla porque confían ciegamente en Miguel Rosendo y aseguran que "no ha hecho nada, es un padre, un amigo".

La casa donde Rosendo había fundado el grupo de La Voz de Serviam quedará completamente vacía. Antes de salir les han dado permiso para hablar con la prensa, pero solo para defender la inocencia del fundador, imputado por asociación ilícita.

No son las únicas que rompen su silencio, ya que cuatro consagradas miguelianas que siguen formando parte de la Orden, trabajan en una residencia de ancianos de Bustarviejo en Madrid. Isabel, sobrina de Miguel Rosendo, reconoce que mantiene el contacto con su tio.

Dicen que todo son mentiras y culpan al capellán de la prisión de A Lama de arruinarles la vida. Él fue el primero que denunció los presuntos abusos y prácticas sectareas en la Orden, los mismos que las familias siguen defendiendo y que están convencidos que tapó el Obispado.

Una carta publicada por Infovaticana podría demostrar que una familia avisó al Nuncio y al Obispo en 2006, desmintiendo así la versión de la diócesis que asegura que actuaron desde el primer momento.