Laura comenzó a ver porno con solo 9 años. A los 13 nos cuenta que empezó a mantener relaciones basadas en lo que observaba en esas páginas. "Para sentirme valorada y apreciada por los demás empecé a mantener relaciones afectivo-sexuales con cualquier persona", indica esta joven de 16 años, que actualmente se encuentra interna en una casa-escuela de Amalgama 7 en Pozuelo de Alarcón (Madrid), donde tratan sus traumas sexuales.
Estas relaciones sexuales que mantenía eran muchas veces tóxicas y, según cuenta, la fueron destruyendo poco a poco. Fue entendiendo, a base de batacazos, de que las relaciones sexuales reales poco tenían que ver con lo que veía en estas páginas. "Puede que haya mucha variedad en el porno pero las relaciones sexuales que mantienes, normalmente, son... sintiendo", especifica esta joven.
Ella accedió al porno de manera fácil, a través del ordenador de su hermano. Su caso no es único. Según un informe de 'Save the children', el 53,8% de la población adolescente visiona pornografía por primera vez entre los 6 y los 12 años. Siete de cada diez adolescentes ve pornografía frecuentemente, los chicos el doble que las chicas. En las conclusiones de este estudio indican que los chicos consumen pornografía porque está diseñada para ellos. Y las chicas, matizan, se introducen en ella como método para aprender lo que se "espera" de ellas en las relaciones sexuales. Marta, que también empezó a consumir porno con solo 12 años, llegó a creer que el disfrute y el placer de la mujer estaba ligado a lo que reflejaban las actrices en este tipo de películas. "Tenía curiosidad de saber cómo se sentía porque en los vídeos parecía que se sentía muy bien. Cumplí 15, perdí la virginidad y nada que ver. Lo que se ve en los vídeos no es un reflejo de la realidad", manifiesta esta joven, que también tiene 16 años y está siendo tratada en el centro de Amalgama 7.
Para los profesionales que trabajan allí, el mayor problema es la facilidad con la que los niños, desde muy pequeños, tienen acceso a este tipo de contenidos. A través de todo tipo de dispositivos y sin ningún tipo de control de los padres. "Lo que sería interesante es que existiera una ley que prohibiera y pusiera medios para que los menores no pudieran acceder a violencia sexual y a pornografía", afirma Jordi Royo, director clínico de Amalgama 7. Todo acompañado, por supuesto, de una educación sexual en los colegios sin tabúes y que sea el realmente el canal por el que los niños y los jóvenes aprendan de sexo.
Fundación Portal, Amalgama7 y Fundación ONCE, tienen previsto llevar a cabo el próximo día 1 de junio de 2023, el III Encuentro profesional Amalgama7. Adolescentes, familia y salud emocional, que en esta ocasión versará sobre: "Adolescentes hipersexualizados: ¿una expresión de malestar emocional?". Se trata de una fórum de análisis y de debate interdisciplinario protagonizado por profesionales especializados en el ámbito infantojuvenil.