A 90 kilómetros del centro de Madrid, Somosierra es un municipio con tan solo 60 habitantes, pero en dos semanas pasarán a ser 100. 40 menores extranjeros no acompañados dejarán un centro de Hortaleza, en el que viven hacinados, para ocupar una residencia de Somosierra.

En el pueblo hay revuelo. Los habitantes no entienden la llegada de sus nuevos vecinos: "Estoy asustado con esta gente porque no sabemos lo que viene. Aquí no hay Guardia Civil". Parten de prejuicios peligrosos: "Se meten por la nariz, se drogan y roban". Pero todos piensan así: "A mí no me parece mal porque creo que necesitan un sitio donde estar".

El alcalde, que dice estar entre la espada y la pared. Se queja de que la Comunidad de Madrid le ha informado de este traslado. Algo que comparten sus vecinos: "Esto lo tenían que haber avisado y hubiera habido un consenso entre vecinos pero es que nos ha pillado de sorpresa".

Pero no solo los vecinos se oponen a la medida, en la Fundación Raíces, que trabaja con menores no acompañados, tampoco creen que sea una buena idea: "Es un centro sólo para menores extranjeros no acompañados sin capacidad de que esos niños puedan acceder a derechos fundamentales como son la salud y la formación". Es una mudanza inminente que parece no agradar a ninguna de las partes.