El grito de la Revolución Francesa 'Igualdad, libertad y fraternidad' se ha transformado en 'Igualdad, libertad y escote' después de que le denegaran la entrada a Jeanne, una estudiante de Literatura que acudió al museo. Y todo por el escote de su vestido.

La joven denunció el suceso en sus redes sociales donde, junto a una foto en la que lucía el vestido de la polémica, adjuntaba una carta que, como mínimo, hacía reflexionar sobre el tratamiento de los cuerpos femeninos.

Su caso se ha vuelto viral y su alegato un himno para mucha mujeres. El texto culmina con un mensaje claro: "Yo no soy solo mis senos. No soy solo mi cuerpo. Vuestra doble moralidad no debería ser un obstáculo para mi derecho a acceder a la cultura y el conocimiento".

Ante el revuelo, la institución ya ha pedido disculpas. Pero llegan tarde para el colectivo Femen, que ha irrumpido en la pinacoteca con el torso descubierto y la protesta escrita en su propio cuerpo.

Entre algunos de los cuadros y esculturas expuestos en el propio museo que sería impensable censurar, muchas mujeres se preguntan por qué los cuerpos que esas obras de arte representan sí serían vetados.

El Orsay, uno de los más visitados de Francia, ya se ha disculpado públicamente tras la polémica: "Lamentamos profundamente esto y ofrecemos nuestras disculpas a la persona en cuestión".

La revolución feminista continúa activa para la no discriminación de los cuerpos humanos y para destacar su propio valor: son cuerpos, pintados sobre el lienzo o caminando sobre el asfalto.