Las paredes marrones, las mesas y las sillas de las terrazas sucias y las calles con una buena capa de arena, así continua la localidad de Frigiliana una semana después de la calima. En este municipio de la provincia de Málaga por mucho que limpian, no consiguen quitar la huella que dejó el episodio de calima.

En el vídeo superior de la noticia, Paco, uno de sus vecinos aficionado a la fotografía, muestra el antes y el después de sus fachas. "Parece que hemos envejecido 30 años de golpe", comenta al enseñar las instantáneas.

Lo que antes un agradable paseo por sus callejones blancos encalados, ahora es toda una peripecia para intentar no mancharse con alguna de sus paredes. Además, no el problema no solo es que esté sucio, es que "en el momento en el que hay aire el polvo se levanta", explica la dueña de un restaurante que dice que ya lo ha "limpiado muchas veces".

Entre las soluciones, cada vecino tiene la suya: los hay que optan por esperar, otros por frotar las manchas y algunos hasta han vuelto a pintar sus fachadas.

Málaga se cubre de un manto marrón

Málaga se convirtió en una de las 'víctimas' más directas de las consecuencias del episodio de calima que, una semana después de su llegada a España, ha seguido azotando múltiples zonas a lo largo y ancho del territorio nacional. La provincia andaluza se inundó por completo en distintos puntos con el "barro caído del cielo", como ya indicaban algunos en redes sociales. Y es que las precipitaciones, mezcladas con el polvo sahariano, han cubierto de un manto marrón la Costa del Sol.

Desde los coches al mobiliario urbano, todo quedaba impregnado en pocos minutos de una masa de lluvia sucia que no dejaba de caer y que provocó algunos incidentes de carácter leve; sobre todo, caídas tras numerosos resbalones y pequeñas zonas anegadas por la acumulación de litros por metro cuadrado. Lo cierto es que, para muchos, la principal preocupación es saber cómo limpiar todo lo que está cubierto por el polvo y el barro.