En Vilagarcía de Arousa en Pontevedra, llegan al puerto con las manos vacías: "Hace cinco o seis meses que no traemos mejillón porque las bateas están cerradas porque hay toxina". Casi el 90% de las bateas gallegas permanecen cerradas por la marea roja, una toxina natural pero que impide su consumo y sumerge a los productores en uno de los peores años de la última década: “Cada año tenemos más días de cierre, menos días para poner el producto en el mercado y la economía se resiente”.

Un polígono de bateas es analizado a diario extrayendo muestras de agua y mejillón para asegurar la calidad del producto. Ahora una intoxicación de 60 personas en Francia pone al molusco gallego en el punto de mira. “Me gustaría trasmitir un mensaje de tranquilidad al consumidor que adquiere estos productos por los cauces legales” afirma Covadonga Serra, directora de Intecmar.

Los barcos de Vilaxoán, en Vilagarcía ya no traen mejillón al puerto, todas las bateas de la Ría de Arousa permanecen cerradas por la toxina y son apenas seis polígonos abiertos con los que abastecen a todo el sector, al menos de momento. En plena campaña de envasado un millar de empleos temporales podrían estar en juego porque, aunque es solo un mejillón, de él dependen más de 20.000 familias.