Hacemos un experimento: colocamos de forma controlada un residuo en el monte, dejándolo bien visible y junto a una gran papelera. Quienes se cruzan con él lo pisan, lo evitan y lo obvian. Pero no lo recogen. Al preguntar a los viandantes si el residuo no le había molestado en su camino, las respuestas son variopintas: hay quien asegura que no lo ha visto y quien se limita a decir: "No me gusta mucho agacharme".

Sara Güemes, coordinadora del 'proyecto Libera' en Ecoembes, achaca este comportamiento a varios factores: "El desapego que tienen a su entorno, el desconocimiento de lo que esa 'basuraleza' afecta al entorno y la pereza". Volvemos a nuestro experimento, pero esta vez colocamos un billete de 20 euros debajo del residuo. Y funciona: la gente se agacha, pero sólo para recoger el dinero.

¿No han visto el residuo colocado al lado? "No vamos recogiendo mierdas, que cada uno recoja la suya". Es una de las reacciones que emplean los peatones para justificar haber cogido el billete sin recoger el residuo. Ignoramos por completo que recoger un residuo tiene más valor que recoger un billete.

No es nuestra basura, pero sí es nuestro problema. El empleo de hashtags ecológicos en nuestras redes desde el sofá de casa no ayuda a solucionarlo, pero sí levantarnos y actuar. No se trata de un problema estético, sino de contaminación. Y contra él actúa Lucas, uno de los más de 60.000 héroes que, con guantes y bolsa en mano, actúan desde 2017 en el 'proyecto Libera', el equivalente a la población de Aranjuez, peinando nuestros montes, ríos, playas y fondos marinos.

Solo el año pasado recogieron 126 toneladas, más de 140.000 residuos caracterizados, clasificados por tipologías gracias a una aplicación móvil. Y con estos datos, elaboran el barómetro de la 'basuraleza'. "Ese es uno de los objetivos de libera: a través de la ciencia se pueda seguir creando conocimiento para seguir sensibilizando de que, aunque no sea tu 'basuraleza', sí es tu problema", ha destacado Óscar Martín, consejero delegado de Ecoembes sobre la aplicación móvil.

Gracias al barómetro, sabemos que el año pasado lo más encontrado en playas y mares fueron colillas, pequeños y grandes plásticos; en los fondos marinos, botellas de plástico, más colillas y bolsas de plástico; en nuestros campos, bosques y montes, de nuevo grandes y pequeños plásticos y botellas; y en ríos, embalses y pantanos, el top tres lo forman las colillas, los envoltorios y las botellas de plástico.

Asunción Ruiz, directora ejecutiva de SEO Birdlife, manifiesta los catastróficos efectos de dejar en la naturaleza esta clase de objetos: "Cuando abandonas basura en la naturaleza, las consecuencias de una simple colilla pueden ser más de dos décadas contaminando el patrimonio natural de todos". Nuestra acción principal es no ensuciar, pero la segunda, darle el valor que merece a liberar nuestro entorno de 'basuraleza'.