La Audiencia de Granada ha condenado a 39 años y medio de cárcel a un joven de 29 años acusado de asestar 26 puñaladas a su exnovia, una niña de 14 años a la que abandonó agonizando en una casa en obras porque creyó que la había matado.
La sentencia considera a Cristóbal C.A. responsable de media docena de delitos por intentar matar a la que fue su novia pese a que durante el juicio, que se celebró entre mayo y junio de este año, el acusado aseguró que nunca quiso acabar con la vida de la menor.
La Audiencia le ha condenado a 25 años de cárcel por un delito de asesinato en grado de tentativa, a otros 12 por un abuso sexual continuado y a un año más por quebrantamiento de medida de seguridad con reincidencia, ya que el joven tenía prohibido acercarse a la menor como medida cautelar por una denuncia previa.
La sentencia lo ha condenado también a seis meses de prisión por embaucamiento para facilitar material pornográfico a una menor, y a un año más por contacto con menor de 16 años a través de Internet con fines sexuales.
Los hechos se remontan al 29 de agosto de 2017 cuando el condenado quedó en el barrio granadino de Cerrillo de Maracena con la víctima, con la que había mantenido una relación sentimental pese a que ella era menor y a la oposición de la madre de la niña, que lo denunció y logró una orden de alejamiento.
Pese a esa medida cautelar, el acusado se citó con su expareja, la introdujo en la vivienda en obras para retomar su relación y, ante una negativa, la golpeó y le asestó 26 puñaladas con una navaja de ocho centímetros.
La Fiscalía y la acusación particular que ejerce la madre modificaron durante el juicio sus escritos definitivos y rebajaron la petición de pena de hasta 77 años contra el procesado, que admitió los hechos.
La reducción de la petición, que ha quedado reflejada en la sentencia fechada este martes, se enmarca en un acuerdo tácito entre las partes que, además, atiende al tiempo máximo de 25 años que pasa en la cárcel cualquier condenado.
La sentencia también condena al joven a no poder comunicarse con la víctima ni acercarse a menos de un kilómetro durante medio siglo, un tiempo que empezaría a contar al salir de prisión.
El acusado admitió en el juicio que conoció a la víctima por Internet; que al principio le engañó sobre su edad y la fijó en 17 años y después en 20; y que le pidió fotos de contenido sexual.
También declaró haber mantenido con la menor relaciones sexuales pese a saber que tenía 14 años, que fue descubierto y denunciado por la madre y que, tras apuñalarla, la creyó muerta y se marchó a su casa sin avisar a nadie.