"Yo soy un hombre de un sólo destino". Así lo describió Patrick Nogueira en su alegato final. El autor confeso de sus tíos y sus primos dice que no puede evitar ser como es, que tiene un daño cerebral y que no le importaría hacer lo que fuese para controlarlo: "Que me empastillen, hasta los cojones… lo que sea".

Esta ha sido la principal baza de su defensa y por primera vez en España se ha aceptado un análisis de neuroimagen como prueba en un juicio. "Hay muchos psicópatas y no todos los psicópatas matan, no todos los psicópatas tienen este cerebro que hemos visto aquí" decía la abogada de Patrick durante el juicio.

Han comparado su caso con el de Phineas Gage, que en el siglo XIX sufrió un accidente laboral. Una barra de hierro le atravesó el cráneo llegando hasta el cerebro. Él sobrevivió pero el accidente dañó su región prefrontal y cambió completamente su conducta. Pasó a ser de un trabajador inteligente y bondadoso a un hombre violento.

Un neurólogo corroboró que todos los asesinos en serie tienen un daño en el mismo punto del cerebro y que además tienen un gen "maligno" que necesita un trauma violento para activarse. Patrick Nogueira alegó que en su caso podría ser su dura infancia.

Pero el pionero en técnicas de neuroimagen y asesinos es Adrian Raine. Vio que la baja actividad de la corteza prefrontal predispone a la violencia. Unas teorías se usan desde hace tiempo en procesos judiciales de Estados Unidos.