Gabriel fue el vigilante de una construcción de chalets de alto standing en Sant Vicenç, Barcelona. La obra nunca se terminó y desde entonces Gabriel ocupa el piso piloto.

Gabriel conoció al dueño de la promotora en su país natal, Colombia y denuncia que le abandonaron en la obra. "Me abandonaron y nadie responde por esta casa", además el piso debe más de dos millones en deudas a proveedores.

En las casas vacías de alrededor Gabriel ha permitido que otras familias accedan a vivir en ellas."Por razones humanitarias les he dejado pasar con la condición de que no pueden desvalijar la casa".

Los inquilinos no tienen que pagar alquiler sino que se valen de la caridad de Gabriel. Ellos se encargaron de sacar los escombros y hacer las casas habitables.

Las casas no tienen agua corriente ni luz, y el Ayuntamiento de Sant Vicenç de Montalt no ha decidido todavía que hacer con los okupas. De momento viven con el miedo de quedarse en la calle.