El 'efecto mirón' parece solo funcionar cuando vemos accidentes. Pero, cuando hablamos de pobreza, da la sensación de que no nos fijamos tanto. En plena M-30, el anillo que rodea el centro de la capital de España, hay al menos tres asentamientos donde decenas de migrantes viven desde hace años en chabolas. Los coches pasan a escasos metros y ni siquiera se dan cuenta de que entre palos y chatarra hay gente que sobrevive allí como puede.

Un equipo de laSexta ha estado visitando algunos de estos asentamientos de infraviviendas. En ellos sus habitantes hablan de frío y malas condiciones, pero lamentan sentir que no tienen otra alternativa. Así lo cuentan en el vídeo que acompaña estas líneas, donde se ve las condiciones precarias en las que duermen, comen o hacen sus necesidades.

Onasis es de origen rumano y tiene siete hijos en su país, a los que alimenta con lo poco que saca limpiando parabrisas. Asegura que en el asentamiento en el que vive al menos trata de no molestar a nadie. Allí lleva siete años con otros familiares: son cuatro hombres y una mujer que se han fabricado chabolas con lonas, palos y muebles recogidos de la basura.

Este grupo vive también de la solidaridad. Enseñan a cámara las frutas que les regalan desde un supermercado cercano y que mantienen al raso hasta que aguanten. En un cubículo han 'fabricado' una cocina con poco miedo al fuego y en la que el peor enemigo son las ratas, a las que combaten con un nutrido grupo de gatos a los que alimentan.

Desde el Ayuntamiento de Madrid aseguran que el área de Bienestar Social (a través de Samur Social) trata de estar pendientes de estas familias que viven en estas condiciones. Las alternativas que les ofrecen son recursos, en su mayoría albergues, para dormir bajo techo. Una opción que, según explica la ONG 'Solidarios', no suele convencer a este tipo de personas en situación de sinhogarismo.

En los albergues suele haber segregación por sexos, y la mayoría de las personas que conviven en estos campamentos son familias que no quieren ser separados. "No suelen convencerles estas alternativas, son núcleos familiares que, al final, en estas infraviviendas pueden dormir juntos", incide Jesús Sandín, responsable del programa de atención a personas sin hogar de 'Solidarios'.

Tanto Ayuntamiento de Madrid como 'Solidarios' coinciden en que no está habiendo un aumento de este tipo de asentamientos, pero sí movimiento de sus localizaciones: "Son itinerantes", indican desde el ejecutivo local. El área de Urbanismo de la capital explica que tienen abiertos expedientes contra estos en concreto, que son ilegales, que desalojarán a sus habitantes y tirarán abajo las construcciones. "Aunque sabemos que muchos llevan años levantados porque se ha hecho la vista gorda, eso no significa que no sean ilegales y no haya que actuar sobre ellos", aseguran fuentes del departamento.

'Solidarios' subraya que desde el inicio de la pandemia el Ayuntamiento ha ejercido "una gran presión" contra los asentamientos con infraestructuras permanentes, lo que ha generado que las personas en situación de sinhogarismo suelan optar más por tiendas de campaña o cartones que puedan levantar en cuanto pasa la noche.

En una de estas infraviviendas improvisadas encontramos a Farid y Suleiman, de Túnez y Marruecos, respectivamente. Ellos viven entre colchones bajo el Viaducto de Segovia, a escasos metros del Palacio Real. A Farid le indignan comentarios en tono jocoso como el del consejero madrileño Enrique Ossorio sobre dónde están los pobresen la región. "¿Que no hay pobres?", clama, y describe que cada noche "cuando cierra el mercado, mucha gente, muchos españoles, comen de la basura". "Hay más pobres que personas que tienen dinero", remarca este hombre, que lleva años viviéndolo en primera persona en la calle.

La realidad es innegable. Este mismo martes lo ha vuelto a recordar el alto comisionado contra la Pobreza Infantil, Ernesto Gasco, en el Congreso: "Madrid tiene 450.000 niños en situación de pobreza infantil de los 2.200.000 que hay en España", ha lanzado un una mención directa a Ossorio: "Si yo lo elimino de mis datos, todo es maravilloso", ha criticado.