En Caravaca de la Cruz se vive el momento grande de su fiesta: los caballos del vino.

Esta carrera de caballos tiene bastante peligro, ya que no existen vallas de seguridad. El público es la única barrera, que se va abriendo al paso del caballo, aunque a veces termina embistiendo a la muchedumbre.

Son diez intensos segundos de carreras, diez segundos que llevan preparándose un año.

Cuatro caballistas por animal se agarran como pueden al caballo y  juntos intentan subir a toda velocidad por una cuesta, aunque no siempre lo consiguen, y si alguno se al suelo la carrera se cuenta como nula.

En esta carrera compiten 60 caballos por ser el más veloz, pero también el mejor engalanado.

Aparte de la competición, el vino también es protagonista de la fiesta.