La lengua de Paisley Morrison-Johnson era del tamaño de la de un adulto cuando esta pequeña nació. La niña nació con el síndrome Beckwith Wiedemann, que afecta al crecimiento durante la infancia y aumenta el riesgo de cáncer en los niños.
La lengua de la niña era tan grande que le impedía respirar con normalidad y comer. Madison Kienow, madre de Paisley, asegura a la agencia Cater News que los médicos "no encontraron una tetina de biberón que la ayudase" a comer. Finalmente, la niña tuvo que comer a través de una sonda.
Las esperanzas de los padres de Paisley estaban puestas en una operación que recortase el tamaño de la niña, pero la primera no obtuvo el resultado deseado y el músculo volvió a crecer.
Fue con una segunda operación en la que tuvieron que extirpar hasta 15 centímetros de tejido a la niña, que ahora sí, a sus 16 meses, puede por fin sonreír. "Nunca pensé que me fuera a impactar lo bonita que es mi hija al sonreír", admite Kienow, que se siente aliviada porque Paisley "ya no tiene dificultades para comer".
Aunque tendrá que seguir un control médico, el riesgo de padecer cáncer debido a su síndrome terminará cuando tenga ocho años. De momento, Paisley está muy ocupada sonriendo y practicando para decir sus primeras palabras.