Ángel Lucas se dirigía a Santiago a celebrar la fiesta del Día de Galicia. Acababa de terminar los examenes y decidió coger el tren acompañado de su prima en la estación de Chamartin. Lo que ellos no sabían era que ese tren nunca llegaría.

A tan sólo tres kilómetros de la Estación de Santiago, el Alvia 151 tomaba a 190 kilómetros por hora una curva limitada a 80 por unas causas aún desconocidas.

Ángel relata como vivió el accidente: "En ese momento me di cuenta de que se ponía como en dos ruedas y me pude agarrar". "Después del impacto me quede atontado, pero en el acto me di cuenta de que tenía que moverme y buscar la salida", ha declarado.

En todo momento, luchó por salvar a su prima: "Cuando vi la salida volví a por ella pero ya había un vecino dentro que nos ayudó a sacarla".

Ha constatado que incluso los propios heridos ayudaron a sacar gente de los vagones. "En mi vagón, el ocho, tuvimos mucha suerte, salí de los últimos y nos pusimos a ayudar".

Fue entonces cuando el estudiante se cercioró del horror de la tragedia: "No me imaginé que era tan grave, y cuando salí y vi todo el desastre me quede muy sorprendido".

Tanto Ángel como su prima recibieron el alta la misma noche del accidente, sin embargo se somete a revisiones para evitar cualquier posible lesión. Después de una imagen tan desoladora, siempre queda la esperanza por vivir de aquellos que consiguieron salir de esos vagones con los ojos abiertos.