Massimo, Diego y Fede son tres hombres jóvenes que por un tiempo abandonaron el mercado laboral para desempeñarse como "amos de casa", rol con el que se han identificado pese a las reticencias a su alrededor.

Junto al profesor de Sociología de la Educación en la Universidad de Girona, Paco Abril, exponen en conversación la urgencia de romper las barreras que impiden la incorporación de los hombres al ámbito doméstico, unas trabas, en muchos casos, de origen masculino.

Según los últimos datos disponibles de la Encuesta de Usos del Tiempo del Instituto Nacional de Estadística, sólo el 2,4% de los hombres se encargan de las "gestiones" del hogar, son un 3,9% quienes se hacen cargo de la confección y el cuidado de la ropa y algo más del 16,7% los que cuidan de los niños.

La tasa sube cuando se trata de hacer "compras y servicios" o encargarse del mantenimiento, aunque sólo en lo que respecta a cocinar pasa del 32%.

Son datos de 2010, no hay ningún estudio posterior tan exhaustivo, pero Paco Abril, que preside la Asociación de Hombres por la Igualdad (AHIGE) en Cataluña y acaba de culminar una tesis sobre el tema, sostiene que si bien "son muy pocos todavía", cada vez "hay más hombres" que asumen la posición de 'amo de casa', ya "sea por circunstancias sobrevenidas de paro, por negociación en la pareja cuando ella tiene trabajo o también por voluntad, que son los menos".

Explica que tiene que ver no sólo con la crisis actual, sino con "la precarización del mercado laboral desde los años 90", con mayor rotación, menos estabilidad y más periodos de inactividad en los trabajadores.

A su juicio, esto ha influido en que algunos, "no afecta a todos los hombres ni a todos por igual", vean cuestionado su rol en el hogar al no tener garantizado el papel de proveedor tradicionalmente asignado y descubran que la masculinidad se construye en otras esferas.

"En mi caso fue sobrevenido, soy interino, profesor de instituto y a veces no trabajo, mientras que mi pareja tiene un empleo que requiere mucho tiempo y dedicación, así que poco cargo se puede hacer de las tareas de casa. Hubo un momento en que me planteé quedarme en casa para incorporarme más adelante, estuve más de un año sin trabajar y ocupándome de lavadoras, limpieza, plancha, los niños y hacerlo todo, en general", cuenta Diego.

En este sentido, Paco Abril concreta que en la incorporación de los hombres al mundo doméstico encuentran palos en la rueda, tanto a nivel social "en espacios donde no es habitual ver a los hombres, como la consulta del pediatra o el parque y se pueden ver cuestionados por la ausencia de la madre" como en el mundo laboral, donde aún es frecuente que "cuando un hombre pide reducción de jornada o evitar las horas extras le miran preguntando si su mujer no hace nada, como si no fuese cosa suya".