Debut sonado el de Pablo Iglesias en el Parlamento Europeo. El presidente interino de la cámara ya había advertido que los candidatos debían ajustar su discurso al tiempo acordado. Pero para Iglesias, no era suficiente.
Su contundente y acelerado discurso fue interrumpido hasta tres veces por los aplausos. Y eso que el eurodiputado no paraba casi ni para respirar. Sobrepasados los cinco minutos, alarde de idiomas, para calmar del moderador.
Pero todo tiene un límite. Y la paciencia de Pittela se ha agotado. Tras el aplauso de la cámara con algunos eurodiputados en pie, Reprimenda posterior de la presidencia, que le dejó prácticamente extasiado para escuchar al claro favorito, Martin Schulz.
Muchos buscaban el saludo o la foto con el líder de Podemos, que con tanta emoción, hasta ni encontraba dónde depositar su papeleta.