Minutos antes de las nueve de la mañana se confirma la muerte de Rita Barberá. La desolación se refleja en los rostros de los dirigentes del PP, dolor en los pasillos pero también en el hemiciclo donde Martínez Maíllo, uno de los interlocutores de Barberá en los últimos meses, aguanta el tipo en el escaño.

Con diez minutos de retraso, Rajoy abandona la zona de Gobierno profundamente afectado. A la salida del pleno no oculta su cercanía con la exalcaldesa: "Yo tuve la oportunidad de hablar con ella antes de declarar y me siento apenado, la conozco desde hace mucho tiempo".

Al presidente se le ve visiblemente emocionado y más tocada, incluso abatida según su entorno, se muestra María Dolores de Cospedal: "Fue una mujer honrada y honesta, le gustaría ser recordada como una gran española".

Pero hay miembros del Gobierno que lamentan la crítica "injustificada" a la que se ha sometido a Barberá. "Creo que cada uno tendrá sobre su conciencia lo que ha dicho sin pruebas", ha señalado Rafael Catalá.

El portavoz de los populares lamenta que con la senadora se hayan sobrepasado todo los límites. "Ha sido linchada mediática y políticamente, se va a la tumba con graves acusaciones", señala Rafael Hernando.

Una tesis compartida en la bancada del PP. "Se le ha perseguido, ha sido una cacería totalmente injustificada", apunta Jesús Posada. Y aunque en su día fueron objeto de sus críticas, los vicesecretarios han evitado los juicios de valor. "Rita Barberá ha sido la mejor alcaldesa que ha tenido Valencia", señala Pablo Casado.

En un comunicado el PP ha manifestado su profundo dolor por la pérdida de una mujer que consagró su vida a Valencia y a España.