Para que llegara la dimisión de Lucía Figar, exconsejera de Educación de Madrid, Cristina Cifuentes habría acudido a todas las instancias a su alcance.
Cuando se conoce la imputación de Salvador Victoria y Lucía Figar por malversación el martes lo primero que hace Cifuentes es trazar el cortafuegos. "Eso a mí no me afecta puesto que no son personas que sean diputadas ni que vayan en mi lista electoral", explicaba en rueda de prensa. A ella que ni le pregunten: "Esto corresponde al presidente de la Comunidad de Madrid Ignacio González y a la presidenta del partido Esperanza Aguirre.
Pasan las horas y el PP de Madrid, en manos de Aguirre, se resiste a forzar la salida de Figar y Victoria. Así que Cifuentes le pide a la cúpula de Génova que intervenga: a Cospedal y a Rajoy. Los consejeros se marchan. Explican que lo hacen por y para Cifuentes, pero lo inquietante es que tampoco sin Figar y Victoria, Ciudadanos parece del todo satisfecho.
El partido de Rivera se plantea ahora exigir que además de Cifuentes quien firme un pacto anticorrupción sea Esperanza Aguirre, de la que nada se sabe desde el 26 de mayo, cuando habó sobre las "propuestas de construir soviets en los distritos".
En manos de Aguirre aún está el poder del PP de Madrid si Rajoy no lo impide.