Cayetana Álvarez de Toledo se queda, “por el momento”, en el Congreso de los Diputados. Así lo ha anunciado en una entrevista en 'El Mundo' en la que explica los motivos que le llevan a tomar esa decisión.

Asegura la ya exportavoz del Partido Popular que lo hace para “saldar una deuda moral con los españoles de Cataluña que confiaron en el PP en el momento más difícil”, añadiendo que dedicarse a la política en estos momentos es “un imperativo ético”.

“Me gustaría poder demostrar que es posible aquello en lo que creo profundamente: que la libertad no es sinónimo de indisciplina, sino requisito para una política mejor”, asevera Álvarez de Toledo, que no se resigna a pensar que la política es una locura y que, incluso, da la razón a Gabriel Rufián al recordar una frase.

“Bajo el estado de alarma se cerró el Parlamento. Yo ahí insistía en que había que abrir el Congreso. En un momento dado, Gabriel Rufián dijo: 'Es que Álvarez de Toledo es inasequible al desaliento'. Tenía razón. No logro desanimarme. Conozco de primera mano los defectos de la política contemporánea. Y, sin embargo, no me resigno a que la política sea una habitación cerrada, dominada por camarillas, donde proliferan el amiguismo y las puñaladas”, opina.

Álvarez de Toledo defiende también las “diferencias” que puedan darse dentro de una misma formación política, hablando de sus distintas posturas con respecto a Cuca Gamarra o Alberto Núñez Feijóo: “¿Así que el Partido Popular quiere ensanchar su espacio electoral y resulta que Feijóo y yo no podemos convivir en el mismo partido? Entonces acabaremos fundando un partido por cada ciudadano”.

Señala a Teodoro García Egea como uno de los culpables de su cese, criticando las “influencias” que ha podido tener sobre Pablo Casado a la hora de tomar su decisión. “Desde el primer minuto, se propuso controlar de forma absoluta la dirección del Grupo parlamentario y restringir al máximo mi margen de actuación”, agrega.