Las conversaciones de Elena Collado, responsable de compras del Ayuntamiento de Madrid, con Alberto Luceño develan que los test que compró el Consistorio eran defectuosos, al igual que los guantes. "Hay una parte de los test que no tienen la misma calidad que las otras tres, solo un 60%, lo que desaconseja que sigamos haciéndolos a nuestros empleados públicos", afirmó Collado vía WhatsApp.

Según el empresario, la fábrica aseguró que eran buenos y que la culpa era del virus. "El test está correcto, lo que cambia es el virus, que va mutando", declaró Luceño ante el fiscal de Anticorrupción en abril de 2021.

Pese a esto, el comisionista afirma que consiguió que los sustituyeran, algo que Almeida ha reafirmado este jueves: "Estuvimos negociando y hablando para que nos enviaran unos test nuevos o, en su defecto, unos reactivos que nos permitieran su utilización, y enviaron esos reactivos", ha señalado el alcalde de Madrid.

Sin embargo, según refleja la querella de la Fiscalía, esa remesa de test y reactivos nunca llegó, por lo que no consta ni reembolso, ni sustitución.

Además, Almeida ha reconocido que sabía que se estaba llevando a cabo una investigación, pero que no sabía ni sobre qué, ni se podían personar. "Nos requirieron una documentación relativa al famoso contrato en diciembre de 2020, y en febrero de 2021 llaman a una persona del ayuntamiento, a la responsable de la contratación, a declarar como testigo en las diligencias previas que había abierto la Fiscalía, pero, a partir de ahí, nosotros no teníamos más información sobre qué se estaba investigando, cuáles eran los delitos que se estaban investigando", ha defendido, aunque ha insistido en que "en las diligencias previas no se puede comparecer y, por tanto, uno no se puede personar".

En total, de los tres contratos de material que firmó el Ayuntamiento de Madrid con Medina y Luceño, dos fueron defectuosos, y esta no fue la única estafa que pudo sufrir el Consistorio.