En un pequeño pueblo de Guatemala, Tránsito Gutiérrez llora la muerte de su hijo: "Era un muchacho bueno y alegre". Ha fallecido con 16 años cuando estaba bajo custodia policial en Estados Unidos. Tras varios días en un hospital de Texas, ha muerto debido a una grave infección cerebral.

La muerte del joven se suma a la de otros dos niños migrantes. Jackelin, de 7 años, y Felipe, de 8, murieron en diciembre también bajo custodia de la Patrulla Fronteriza. Las ONG denuncian que los migrantes no reciben la atención médica necesaria: "No es la adecuada en muchos de los casos cuando hay algunos problemas, a lo mejor, de salud no detectados".

El Gobierno mexicano estima que entre enero y marzo, más de 300.000 migrantes han cruzado rumbo a EEUU. La mayoría se dirige a la frontera con Texas. En este punto, el Gobierno de Trump ha abierto un nuevo centro de detención de migrantes valorado en casi 40 millones de dólares.

Desde las ONG piden inversiones en los países de origen: "Necesitamos fortalecer los sistemas de asilo en los países vecinos e invertir en los países de origen para abordar las causas subyacentes. La gente está saliendo en grupos muchos más pequeños y están cruzando la frontera irregularmente. Es difícil detectarlas y contabilizarlas".

Muchos tienen como última esperanza 'la bestia', el tren de carga que recorre México rumbo a Estados Unidos. De este modo arriesgan su vida para intentar sortear los controles fronterizos.