Sorprendido y asustado. Así ha recibido un joven ruso la citación para unirse al frente en Ucrania. "Me han avisado de que a las 15:00 debo partir para el ejército", explica a cámara. A esa hora, deberá acudir a un cuartel de Moscú, a pesar de que no tiene ninguna experiencia militar. Aun así, ha sido reclutado, como tantos otros en Rusia tras el anuncio de movilización militar "parcial" del presidente Vladímir Putin.

"¿Acaso tengo alternativa? Si no voy, me procesan penalmente", lamenta el futuro soldado, que agrega: "Tengo una esposa, una hipoteca. Tengo 32 años. Soy un ciudadano normal".

También circunspecto se muestra otro joven ruso, a punto de subirse a un autobús para unirse forzosamente a los reservistas. "No esperaba tener que irme. Todavía estoy estudiando", cuenta. Su padre, que le acompaña, aún no puede creerlo: "El decreto del presidente decía que no se reclutarían estudiantes", reprocha.

La imagen de despedidas, lágrimas de familiares y dolor se repite entre quienes dicen adiós a los hombres que parten a la guerra, mientras las fuerzas de Putin reclutan incluso en el metro y, fundamentalmente, entre las minorías étnicas. En este sentido, el analista de seguridad y defensa Jesús Manuel Pérez Triana incidía en Al Rojo Vivo en que "han muerto sobre todo en esta guerra por el bando ruso, ciudadanos rusos del Cáucaso y de Siberia". "Es decir los rusos que no son de ojos azules y rubios", resumía.

En una de esas regiones, unas madres se han enfrentado a un reclutador que quería llevarse a sus hijos, tal y como puede verse en el vídeo que ilustra estas líneas.

Son cada vez más los rusos que huyen cruzando las fronteras. En la entrada a Kazajistán, por ejemplo, se han formado colas kilométricas; es uno de los destinos para los que salen por tierra, como también lo son Mongolia, Georgia y Finlandia. A último país, el miércoles llegaron un 57% más de ciudadanos rusos que el mismo día de la semana anterior.