Mientras que en Estambul las manifestaciones tuvieron lugar en la céntrica plaza de Taksim y el adyacente parque Gezi, en Ankara miles de estudiantes ocuparon la también céntrica plaza de Kizilay, donde decenas de personas resultaron heridas en enfrentamientos con las fuerzas del orden.

En Estambul el objetivo de las protestas era salvar uno de los pocos espacios verdes del centro de la ciudad de la especulación urbanística, pero su desalojo en la madrugada del viernes desencadenó una batalla campal con la policía que duró sin interrupción hasta la media tarde local del sábado.

Barricadas levantadas en las arterias comerciales de la ciudad y el lanzamiento de adoquines, repelidos por chorros de agua a presión y grandes dosis de gases lacrimógenos, mantuvieron en vilo a la población durante toda la noche, bajo el compás de las caceroladas en numerosos barrios. Aunque el motivo inicial fue salvar el parque, ahora los manifestantes piden la dimisión del Gobierno, al que consideran dictatorial por recurrir a la violencia policial.

La confrontación con la policía activó a diversas capas de la sociedad, entre ellos numerosos jóvenes y menos jóvenes de clase media, que llevan tiempo lamentando la pretensión del Gobierno a marcar un estilo de vida con menos ocio, menos alcohol y menos libertades individuales, más acorde a un modelo de vida islamista.

El violento desalojo del parque Gezi sólo ha sido la gota que ha colmado el vaso de un largo descontento con el estilo de Gobierno de Erdogan, consideran muchos manifestantes. Más de 130 personas fueron detenidas y un número no determinado ha resultado herido, sobre todo por el uso de gases lacrimógenos por parte de los antidisturbios.

Las protestas se han extendido a todo el país, sobre todo a la capital, Ankara, donde se registraron este sábado nuevas marchas de miles de personas que ocuparon la plaza de Kizilay, vetada desde hace 30 años a las manifestaciones políticas.

Una treinta personas resultaron heridas en los enfrentamientos con la policía, entre ellos una que fue arrollada por un vehículo blindado, informaron las emisoras locales. Horas más tarde, los agentes abandonaron la plaza y la dejaron en manos de los manifestantes. Tras un discurso del presidente turco, Abdullah Gül, que llamó a la moderación y al diálogo, la policía también se retiró de la plaza Taksim en Estambul, lo que calmó los ánimos, aunque en otros barrios seguían los enfrentamientos.

Se trata de los enfrentamientos entre policía y manifestantes más extensos y violentos desde la llegada al poder del primer ministro, el islamista moderado Recep Tayyip Erdogan, hace 10 años.

En algunos foros en Internet activistas turcos ya se preguntan si "Taksim se puede convertir en la plaza Tahrir", en alusión a la plaza de El Cairo donde se engendró la revolución contra el dictador egipcio Hosni Mubarak hace dos años.

Por su parte, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, aseguró este sábado que no cederá ante las protestas que se extienden a otras ciudades de Turquía. En un discurso pronunciado en Estambul y transmitido en directo por las cadenas de TV, el mandatario tachó de "ideológicas" las protestas. "Antes de las elecciones prometimos a nuestro pueblo realizar el proyecto de Taksim y lo haremos", prometió, pese a que la conversión urbanística no fue aprobada siquiera por una comisión municipal.