En Rocinha, la favela donde murió asesinada la turista española María Esperanza Ruiz. El narcotráfico reinaba en sus barriadas marginales, hasta que hace ya una década el Gobierno hizo un cambio de modelo.

"Se crea la policía pacificadora. La idea era que en vez de ver incursiones de policías armados dentro de las favelas hubiese una presencia constante del Estado", explica la periodista de 'El Confidencial' en Río de Janeiro en Valeria Saccone.

Por su lado, el excorresponsal en Río de Janeiro Germán Aranda señala que intentan "que la UPP sea una Policía que no criminalice tanto a las personas de las favelas sino que intente trabajar de igual a igual".

La buena coyuntura económica redujo la violencia y los asesinatos bajaron un 60%. La pacificación permitió formar a vecinos de las favelas como guías locales. "Entrar con un contacto local en las favelas siempre es lo mejor, ya seas turistas, periodista....", detalla Aranda mientras que Saccone indica que "es más seguro porque ellos saben los días que se puede y no se puede entrar y, además, están creando una renta local y no estás haciendo un safari de la pobreza".

Pero la crisis económica obligó a atarse el cinturón y el narcotráfico volvió a tomar peso tras las Olimpiadas de 2016. "Hay un incremento considerable de la violencia en Río de Janeiro", lamenta Aranda.

No hay dinero para la Policía y con pocos recursos empiezan a recurrir a tácticas más baratas como destaca Saccone: "Una Policía que primero mata y después pregunta. Una grandísima impunidad y unos datos que muestran que 23.000 negros jóvenes al año son asesinados por ella". Un hecho que acentúa más un problema estructural de violencia y pobreza.